Por Danna Ximena Ibarra Olvera
Él es una coincidencia,
porque años atrás lo encontré
aún sin darme cuenta.
Su nombre lo escuché
dos años antes,
en otra persona
que me pareció muy amable.
Era increíble
que, con 15 años,
ya había señales de su llegada,
pues se me iba a presentar en el camino
de forma inesperada.
Sin querer,
ya lo estaba empezando a buscar,
un día escribí todo lo que debía tener
y unos meses después, ya no lo tenía que encontrar.
Porque él me había encontrado a mí
sin que yo lo hubiese pedido directamente,
porque gracias a él entendí,
que sin notarlo
lo había atraído estando un tanto inconsciente.
Es una bendita casualidad,
es alguien que desde el fondo de mi corazón he deseado tanto
que hasta me cuesta un poco que esto realmente este pasando.
Eternamente agradecida
por verlo en mi camino,
realmente estoy conmovida,
por haberme encontrado con el destino.