Por: Alsino Ramírez Cañar* La casa ya no late, ya no ríe despreocupada como solía, le falta corazón, se desborda la sin razón entre latigazos de esta luz triste y alcalina, tras las puertas nacieron deseos hermosos y saltaron pequeños pasos de amor que se hicieron necesarios, y durmieron en sus pisos las siluetas de …
