Por Rubén Fernández* Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho cierto. Roberto Bolaño Aquella noche había sido una verdadera locura. Fuimos al prostíbulo, ahítos de emociones desenfrenadas, iguales a las que ya estábamos acostumbrados con las …
