Por: José Ángel Hernández*
Me levanté demasiado inútil, como un Caronte
sin barco, mortaja ni río.
Tal vez porque me abandonaron mis esperanzas.
Y como un perro que intenta recuperarse
de una batalla feroz en el desierto,
caminé con las entrañas partidas
angustiado de que se me desprendiera el alma
y se fuera lejos, lejos de mi camino.
Mi cuerpo, así de triste, vaciado de Ítacas,
sin mensajes ni retornos, melancólicamente
sin elíxir , sin premios, con poco más que fracasos.
Así, cada carne mía como una cabeza cortada
a la orilla del camino
y sus pasos sin percibirme.
Afuera se escuchan los pájaros,
pero yo digo que no hay más que gentes gritando.
O son buitres que llamé sin darme cuenta,
tal vez fue porque desperté más idiota,
sin tantas ganas, de oxidación.
Una vez desperté, ahora a cada instante
en mis entrañas algo revienta:
es mi vida alejándose de mi cuerpo.
*El autor ha publicado poesía, cuentos y ensayos en diversas revistas electrónicas como Nomastique (México) e impresas como Revista Falsa (Chile) bajo distintos heterónimos. Actualmente forma parte del equipo editorial de Revista Tlacuache como dictaminador.
