Consideraciones sobre lo sagrado en la poesía

(fragmento 1)

Por: Gustavo Valencia*


La poesía es la forma

más elevada de fraternidad

de la especie humana

y signo de su estirpe sagrada.

Quizá la poesía no esta en todos lados,

pero ella como un ser invisible

puede adentrarse a la mente,

al cuerpo a la neurona,

y a través del lenguaje,

encuentra la comunión

con lo otro, con lo ajeno,

que es idéntico a uno.

El poeta es como un Dios

que ve su obra perfecta y acabado,

constructor de vacíos,

moldeador de sombras

y recolector de heces,

todo vuelve al polvo, al caos,

a la nada de la palabra

el poeta ve todo y dice algo…

 imprudente, genial,

peligroso o exacto.

La poesía es una revelación compartida,

una pastilla, un arma de doble filo

y sin mango para sujetarla,

es un chorrito de agua hirviendo

 que no se deja atrapar,

pero te quema

y te ha consumido

en un segundo.

Todo lo existente e inexistente

 puede hacerse poesía

a los ojos y en la voz

de quién deje fluir

su sentimiento y su razón,

a través del signo.

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