Por: Yuleisy Cruz Lezcano
Hay un animal en mí que no duerme,
camina en círculos cuando callo,
se alimenta de besos no dados
y muerde las palabras que no dije.
Mis pensamientos crujen como ramas,
bajo el peso de tu ausencia tibia,
y mis sueños son trenes sin horario
que cruzan vías de estaciones clausuradas.
El corazón me late fuera del pecho,
es una flor que no aprende a cerrarse.
Y aunque he cosido la piel con promesas,
la costura sangra cada noche sin luna.
He amado como quien se arroja al fuego,
sin saber si la otra mano sostiene,
he amado como quien no se elige,
como una herida que vuelve a abrirse.
Me habita una nostalgia sin origen,
una infancia que no quiere dormirse.
Leo en mi sangre nombres que no son míos
y a veces, me atemoriza sentir tanto.
La poesía me amarra a la vida,
como un hilo de oro a la locura.
Y si te amo, es porque no sé
cómo no hacerlo sin morir un poco.
Pero si esta hoguera no te devora,
si este abismo te parece juego,
vete,
que la noche te trague sin pedir perdón.
