Por: Eduardo Barragán Ardissino (Argentina)
Día 1:
Mi nombre es Sebastián Torres. He decidido emprender solo el camino hasta Ciudad Nuevo Amanecer. No será fácil, me tomará más de dos semanas llegar. Sé que valdrá la pena el sacrificio. No pienso quedarme ni un día más en mi pueblo natal. La comida escasea, es muy difícil encontrar animales después de la guerra mundial biológica de hace siete años. Cuando damos con alguno, hay que hacer todo lo posible por capturarlo y encerrarlo con vida. De esa manera, quizás consigamos que su especie se reproduzca. Sin embargo, casi siempre el animal opone tal resistencia, que debemos elegir entre matarlo o dejarlo ir.
Pese a esto, nadie tuvo el valor de acompañarme, sin importar cuánto se los pedí. Incluso trataron de convencerme de no hacer el viaje, al recordarme lo que se cuenta de Los Sombríos, pero no voy a dejar que eso me asuste. Dicen que en Ciudad Nuevo Amanecer crearon un nuevo tipo de comida, y que su gente nunca tiene hambre, ni volverá a tenerla jamás. Que, por esto, personas de todas partes tratan de llegar a ese lugar. Prefiero tener fe en que lo que se dice es real antes que quedarme a seguir sufriendo en mi pueblo.
Aquella noche de Luna llena empaqué unas cuantas provisiones, todo el armamento que pude conseguir, y entonces comencé a caminar.
Día 5:
No he visto ni a una sola persona en estos días. Es extraño, creí que encontraría a alguien más tratando de ir a Ciudad Nuevo Amanecer.
Sólo hay paisajes desolados, campo y bosques. Me dan tristeza. Hace siete años, cuando era un adolescente, tuve la oportunidad de visitar muchos de estos lugares, llenos de vida. Ahora todo está muerto, no se oye ni un sonido.
Día 7:
Sin rastros de vida hasta ahora, ¿será por culpa de Los Sombríos? Dicen que comen carne humana, y que atacan a los viajeros. No voy a decir que no les tengo miedo, pero los enfrentaré si es necesario.
Nadie sabe qué son exactamente ellos. Algunos aseguran que son simples humanos que recurrieron al canibalismo, dadas las circunstancias. Otros comentan que son personas mutadas en caníbales.
Mis armas son mi única defensa contra ellos.
Si llego a toparme con alguien, espero que tenga un buen vehículo, y que me lleve. Así estaré totalmente a salvo de Los Sombríos. Y llegaré antes a mi destino.
Raciono la comida, todo lo que puedo, no sé cuánto durará.
Día 23:
Al fin encontré a alguien. Ya no quería seguir escribiendo, pero esto lo amerita. Es una niña de doce años llamada Cintia. Me contó que ella y su familia iban hacia Ciudad Nuevo Amanecer cuando fueron atacados por Los Sombríos. Cintia pudo escapar, pero su familia no tuvo la misma suerte. Desde entonces, a solas, ha intentado volver a su aldea, ya que no sabe cómo llegar por su cuenta a Ciudad Nuevo Amanecer. Me ofrecí a acompañarla, y así podré descansar al menos un día en su pueblo. Ojalá alguien allá pueda darme provisiones para lo que queda de mi travesía. Se me terminaron hace unos pocos días. El viaje ha sido más largo de lo que pensé, pero ya casi termia. Llegaré.
La niña me observa con impaciencia, quiere que sigamos, y yo deseo lo mismo.
Al parecer, quedó sola en el mundo, por lo que si quiere venir conmigo cuando me vaya de su aldea, será bienvenida.
Día 32:
No soy el tal Sebastián, soy Cintia. No hace falta hacer eso de llevar la cuenta de los días que pasan, el viaje de él terminó hace más de una semana, cuando mi familia lo mató. Quise continuar con el mismo estilo de escritura que él estaba usando.
Encontré este cuaderno entre sus cosas hace unos días, y ya lo leí. Creo que debo darle un final y por eso estoy escribiendo esto.
Pensé en cambiarle el título, puesto que no sobrevivió. Tampoco se imaginó que este sería al final de su aventura, pero creo que lo mejor es no alterar nada de lo que él escribió.
Me llamó la atención ese nuevo tipo de comida que existe solo en esa ciudad. Se lo comenté a mi familia, y me dijeron que ya lo habían oído. No importa, pues dependemos de la carne humana. Esa comida, sea lo que sea, no va a satisfacernos, es nuestra maldición.
Bueno, debo irme, me toca ir de nuevo a buscar viajeros en mi papel de niña solitaria e indefensa. Sé que otros prefieren atacar a sus presas, pero este método también es efectivo. Ya lo he demostrado más de una vez.
