Ya no te reconozco

Por Mónica Miquel Nieto (España)

Ya no reconozco tus ojos, 

ajados, apagados, carentes de vida.

Esos ojos que antaño relucían, 

brillantes como las estrellas del firmamento.

Esos ojos que hablaban de pasión y de amor.

Percibo el reflejo de tu alma en ellos, 

un alma gastada, triste, de vuelta de todo

y de camino hacia la nada.

Me miran, sin risas, sin esperanza,

sin ganas, por el simple hecho de mirarme, 

sin más. Hastiados de todo, cínicos, agrios.

Esa mirada que finge alegría, 

día tras día, agotada de tanto mentir.

Esa mirada, lejana, vacía, fría.

Recuerdo los tiempos en que tus ojos contaban verdades,

eran sinceros, puros, soñadores, reflejaban ilusión.

Mostraban a tu gente, hambre, sed, confianza en el futuro, 

espíritu de lucha, tesón, avaricia sana. 

Esos ojos que se comían el mundo a bocados,

que lanzaban llamas, henchidos de pasión.

Rememoro sus experiencias vividas, 

esas que, poco a poco, fueron apagando su luz.

Cansados de caer en pozos, de querer llegar a la luna, 

alcanzar las estrellas, volar por las nubes

y acabar siempre en el fango, una y otra vez, 

solos, agónicos, apesadumbrados.

El alma pura escapó por ellos, 

a través de ellos, se escoló la alegría,

se perdió la dicha, murió la esperanza, 

ya perdida.

Esos ojos son los míos,

los contemplo en mi reflejo,

en ese viejo y oscuro espejo

que refleja el alma mía.

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