Invencibles antes que invisibles: la lucha contra el borrado de la mujer en la literatura

Por Camila Ávila González (México)

Dentro de la historia de la literatura se han reflejado las dinámicas de poder existentes en la sociedad, siendo una de estas el borrado sistemático de la mujer. Ante todos los intentos por silenciarlas, siempre hubo al menos una voz femenina que se hizo escuchar, demostrando entonces el acto de creación literaria de la mujer como lucha política contra este borrado. En este ensayo se expondrán las estrategias con las que diversas autoras se enfrentaron a los prejuicios de sus épocas y buscaron oportunidades para la igualdad de derechos.

Si bien, como señala Comensal (2018), en el siglo XVII las obras de Sor Juana Inés de la Cruz fueron publicadas gracias a sus relaciones con los virreyes, obteniendo gran popularidad; no obstante, aun cuando ahora es considerada como la última gran poeta de los Siglos de Oro de la literatura en español, forma parte de las mujeres que en su tiempo tuvieron dificultades para ser reconocidas como escritoras. Por la ideología de su época no se le permitió ingresar a una universidad, lo que la llevó a considerar disfrazarse de hombre para continuar sus estudios, además de luchar por las oportunidades de educación para la mujer.

En 1690, el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, bajo el seudónimo de Sor Filotea, dirige a Sor Juana la Carta de la muy ilustre señora Sor Philotea de la Cruz: Carta Athenagórica donde, si bien reconoce sentir admiración por la autora, le exhorta enfocarse en las letras divinas en lugar de dedicarse a las letras humanas. En consecuencia, entre 1690 y 1691, Sor Juana Inés de la Cruz contesta con Respuesta a sor Filotea, un relato autobiográfico en el que relata las dificultades que padeció por su búsqueda de conocimiento y posturas, como el rechazo al matrimonio. Principalmente defendió su labor como escritora y el espacio de las mujeres en el estudio. 

Más adelante, en el siglo XIX, el escritor ruso Fiódor Dostoiévski describió como ocupante del “primer lugar en las filas de los escritores nuevos” al francés George Sand (Costa, 2018), quien en realidad se trataba de Amantine Dupin, escritora y defensora de los derechos de las mujeres. Dupin decidió vestirse como un hombre para acceder a los círculos sociales que no permitían la participación femenina, además de incorporar posturas feministas que dieron espacio a temas como la insatisfacción sexual y el derecho de las mujeres de poder escoger al hombre que quisieran. Como menciona Sandra Vasconcelos para la BBC: “en aquella época, una mujer que fuera activa intelectualmente estaba cometiendo una transgresión enorme”.

Dentro del mismo siglo XIX es publicada “Middlemarch”, que como menciona la Editorial Impedimenta (2020), ha sido considerada por diversos críticos como la mejor novela inglesa. Esta obra fue firmada por George Eliot en 1874, seudónimo de la escritora Mary Ann Evans, quien publicaba artículos en periódicos usando su propio nombre, pero al comenzar como novelista terminó tras una identidad masculina. Mary Ann Evans, como medida para distanciarse de su verdadera identidad, escribió un ensayo titulado “Novelas tontas de las novelistas”, en el que critica a las novelas escritas por mujeres.

Durante los siglos XVIII y XIX, el papel de la mujer burguesa se centraba en el hogar, ya sea como madre o como esposa, es por eso que bajo la firma de “escrito por una dama” Jane Austen publicó su primera novela titulada “Orgullo y prejuicio”. Las obras de esta autora se centraban en los temas del amor, matrimonio, educación y costumbres de la época, pero dentro de una sociedad donde la mujer era vista solo desde el matrimonio, Jane Austen rechazó casarse argumentando que esa decisión solo podría tomarla con quien amara, no por un tipo de acuerdo económico.

Incluso en tiempos recientes, con la publicación de la exitosa saga de libros “Harry Potter”, la escritora Joanne Rowling tuvo que ocultar su identidad femenina firmando como “J. K. Rowling” por consejo de su editorial, argumentando que el público no querría leer una obra escrita por una mujer. Como menciona Ana Poyo (2017) en su recopilación de la entrevista de Rowling con Christiane Amanpour, la escritora considera que aun cuando no está en contra de utilizar sus iniciales, lo que le hubiera gustado cambiar es el contexto sexista bajo el que tomó esa decisión.

En conclusión, la trayectoria histórica de la mujer dentro de la literatura ha sido un camino marcado por las desigualdades de una sociedad con opresiones sistemáticas que hasta día de hoy generan retos en el desarrollo de espacios para las mujeres; sin embargo, dentro de esta lucha las voces femeninas han encontrado cómo mantenerse. Con todos los intentos de borrar los nombres de las autoras, el seguir escribiendo es una respuesta revolucionaria.

Referencias:

Comensal, J. (22 de febrero de 2018). Fundación para las Letras Mexicanas FLM. Obtenido de Enciclopedia de la Literatura en México ELEM (FLM): http://www.elem.mx/autor/datos/1161

Costa, C. (24 de noviembre de 2018). BBC News Brasil. Obtenido de BBC News Mundo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-46293652.amp 

Editorial Impedimenta. (2020). Impedimenta. Obtenido de https://impedimenta.es/archivos/9532 

Poyo, A. (11 de julio de 2017). Vogue España. Obtenido de https://www.vogue.es/celebrities/articulos/jk-rowling-seudonimo-harry-potter/30317


Estudiante de primer semestre de Economía en la Universidad Veracruzana, 18 años.

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