Proas al silencio

Por Marlene Moreno Sosa (Cuba)

Soldado de extrañas dimensiones

partió una mañana  con las últimas luces  del amanecer

pudo llamarse Carlos   Ernesto o hasta Enrique

pero fue José quien habitó los  espacios 

que ahora faltan en la casa.

Entre iridiscentes rostros manchados de cansancio

 izó proas al silencio 

no importó el polvo ni la taza de café

que no degustó nunca el marinero

ni la puta abriendo sus piernas a la muchedumbre

para que entraran los hombres y sus miedos

José marchó… digo que fue una mañana 

o tal vez dos… no lo recuerdo.

Ahora es un camino torcido

hacia la esquina de la  calle

amaneciendo en el vientre de una mujer

a punto de salirse de la boca

cuando abuela ya no canta en la cocina

ni se deshace en los agujeros negros de su blusa

entre la yerba buena y el romerillo de la casa

desde cualquier profecía sin nombre de esta  noche…


Poeta, ensayista y editora de Ediciones Orto. Textos suyos aparecen en publicaciones nacionales.

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