Por Norma Cantú Díaz
El Alma adolorida atónita,
debajo del fruto prohibido.
Árbol sagrado cerca de la sombra
de las negras hojas.
Un pájaro estridente despide
olores opacos, oráculos.
Un mar de montañas sin ritmo y llanto.
Un cielo oscuro que roba los cantos.
Un mundo tormentoso abominado,
y YO no encuentro camino bajo
aquel árbol.
Tendido sin ritmo y sin canto.
Muerto, adolorido sin tiempo y sin llanto.
Alma sombría que espera de su partida…
