Por Luis Eduardo Aguilar Bonilla
México
Violeta es el destino perecedero
para un amarillo de vivir de distancias
cuando encuentro indicios de un sendero
sembrado por mi miedo entre las almas
juegan tus miradas a perderme en la ciudad
tu nostalgia, el silencio me llega a ungir
concha espiralada que limita el porvenir
el tiempo es la incongruencia de tu ubicuidad
fuimos aquello que prevalece cuál orilla
que no nace pero se respira vivo
que murió y, sin embargo, busca un tercer día
eternidad para lo efímero del camino
eres recuerdo sólido que oculto en la nada
el que materializan mis pies,
neblina salada en la mañana
pensamiento nocturno, que da sed
yo soy el desierto de lo autoimpuesto
el de los labios sabor arena
que te observa brillante a su posta
quien matiza tu color con pena.
