Por Daniel A. Horta
Cuba
Se tropiezan los pies
mientras caminan por el piso en llamas
y el cuerpo completo
se torna cenizas.
Pasión apresurada
por inesperada situación
le deja en otro mundo
todo cuanto fue su existencia.
El romance no fue más
que una muerte tétrica
a pesar de lo acogedora
que llegó a ser la leña.
Recoge la viudez
el polvo de huesos,
guarda todo en una urna
y despeja el salón carbonizado.
Sobran leñadores hambrientos de fuego,
también árboles para remodelar,
mas no cortará madera,
tiene espíritus que alimentar.
