Por: Román Esaú Ocotitla Huerta* Mi cuerpo no me pertenece en estos momentos. Se conmociona al crujir de amarillentos molares que adormecen mi aliento. Un histograma de luz se refleja en la inmensidad que resguardan mis ojos cuando evoco siluetas carmesíes. Me recorren alusiones otoñales de dos semejantes que dejarían al azar una tarde para …
